Al principio hay una casa blanca, un lugar estable y seguro, una raíz y un lugar de seguridad. Quienes viven allí conocen la tranquilidad del ritual que se repite, de “nada malo puede pasar”. Pero un día llega alguien inesperado a la casa, llega alguien “otro”, fuera de la caja, que desestabiliza, que quita certezas, pero que también es nuevo y mágico. Porque el recién llegado trae consigo un regalo: un huevo extraño. Ser custodiado, cuidado, protegido y esperado. Juntos.
El tiempo pasa, marcado por las estaciones. El encuentro entre dos mundos y formas de vida diferentes se convierte gradualmente en una oportunidad de descubrimiento e intercambio. Y en el intercambio se puede enseñar y también aprender. Crecer, renovarse y maravillarse con la nueva y mágica vida que llega.